La semana pasada leí Youth to Power de Jamie Margolin. El libro encarna una guía juvenil para la movilización y los agentes de cambio. Nota aparte (es muy inspiracional y me arrepiento de no haberlo leído allá por 1999). En un tono fresco, Jamie, que organiza protestas desde los 14 años y ahora es co-directora ejecutiva de Zero Hour (una organización de acción climática con base en Seattle que lidera la agenda joven de sustentabilidad en todo el mundo), comparte tips para convertirse en un agente de cambio (una carrera profesional nada menor).
Amigable, prosa fácil de leer, este libro recorre los tres puntos clave que quiero resaltar en esta nota.
#1 Es un impulsor de empatía a través del storytelling
No esperaba encontrar tantas experiencias de otros jóvenes activistas alrededor del mundo. Sin embargo, en cierta medida, cada experiencia tiene el poder de hacer que el lector se ponga en los zapatos de esos activistas. Cada historia navega el (necesario) camino desde encontrar el POR QUÉ interior, pasando por enfrentar desafíos en recreos del colegio por ser percibidos como “diferentes”, hasta ese momento decisivo del LLAMADO a levantar la voz, inspirar a otros y tomar acción para atender injusticias sociales y globales de #BlackLives, comunidades #LGBT y #CambioClimatico.
#2 Es un recordatorio de la influencia de la escritura
Tampoco esperaba encontrar una defensa tan clara para canalizar la influencia política a través de la escritura. Algunas partes del libro son una invitación a los jóvenes activistas a sentarse frente a sus teclados, abrir una cuenta de email y enviar sus ideas a medios de prensa y editores influyentes.
#3 Es una invitación a la acción colectiva
Esperaba la invitación a las movilizaciones callejeras. Lo que no esperaba era entender los beneficios inexplorados de las movilizaciones sociales: el sentido de construcción de agenda y de comunidad, las risas y valores compartidos de las personas dentro del movimiento que respiran la misma causa, y los momentos impagables de compartir una pizza mientras discuten las ideas que importan.
A medida que pasaba las páginas, algo me llevó a la campaña
´Estamos Despiertos´ de la famosa marca de gaseosa lanzada en Argentina a principios del 2000. Esto me hizo pensar en el (importante) rol que las tendencias juveniles y cómo sus intereses juegan dentro de las campañas de marketing.
La buena noticia es que la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sustentable está ganando terreno, y llegó para quedarse. Marcas y expertos en marketing enfrentan ahora una encrucijada cuando diseñan sus mensajes. Asociarse o evadir las ODS. En términos extremos, eludirlas podría leerse como negación, haciendo que potencialmente las marcas y sus productos enfrenten críticas y una baja en ventas. La sustentabilidad no llama solo a activistas, sino también a consumidores responsables, maestros, estudiantes, emprendedores, personas de negocios, doctores y hasta pacientes.
Nuestras vidas están en juego, nuestro mundo y medio ambiente dependen de las actitudes que tomemos. Solo esperemos que las marcas adopten un tono de comunicación sustentable. Y más importante, tengamos en cuenta que las acciones viajan más lejos que las palabras. Las marcas necesitan tomar acción, y hay una parte interna interesante que implica encontrar el correcto camino (digital) para esos esfuerzos.
